Una de las novedades de este blog es la imagen de cabecera de la portada, creada por mi muy admirada Suki. La imagen incluye un autor o autora de cada continente (contando Norteamérica y América del Sur como dos diferentes) y con un personaje extra (dibujado por Dikana Mai) procedente de la novela que representará a Barbados y que reseñaré en breve por aquí. Es muy posible que el más sencillo de reconocer sea Gabriel García Márquez, un autor que me fascina porque yo soy otro más de tantos lectores a los que también les habría gustado vivir en Macondo.
Me habría sido muy sencillo, por tanto, encontrar en su obra un más que digno representante para Colombia. Pero para bien o para mal a Gabo lo tengo muy leído y, como ya conté por aquí, la idea es acercarme a otras voces narrativas. Lo cual tampoco lo he conseguido del todo en este caso, ya que Demasiados héroes, la novela elegida para hoy, está escrita por Laura Restrepo, que ya me destrozó hace tiempo con su maravillosa Delirio. Desde entonces no había vuelto a leer nada suyo, así que me parecía una buena oportunidad para enmendarme.
(Nota: aparte de Demasiados héroes, os recomiendo mucho mucho que leáis Delirio y luego me contáis lo que os han parecido ambas)
En Demasiados héroes, Lorenza y su hijo Mateo viajan a Buenos Aires para intentar encontrar a Forcás, el padre del chico, al que ella conoció cuando ambos militaban contra la dictadura argentina de Videla. Lo poco que Mateo sabe de su padre es que este le secuestró cuando él tenía dos años para después desaparecer, pero los detalles de ese hecho los irá descubriendo al mismo tiempo que nosotros, lectores. De ese modo, las dos tramas -Lorenza y Mateo buscando a Forcás en el presente y Lorenza buscando a ambos en el pasado- se entrelazan con una tercera: la historia de amor y lucha política de los padres de Mateo.
Contado así, Demasiados héroes podría parecer el argumento de un telefilm lacrimógeno, pero el gran acierto de Laura Restrepo es enfocar la trama desde el punto de vista de dos generaciones unidas que no terminan de comprenderse la una a la otra y el humor que eso provoca. Madre e hijo están unidos por un gran drama familiar, por supuesto, pero durante toda su vida cada uno de ellos se ha visto obligado a encontrar un modo de explicárselo a sí mismo que le es completamente ajeno al otro. Mateo no entiende, por ejemplo, que su madre le hable del pasado en plural mayestático («pareces el diablo en la película El exorcista, no eres tú, eres legión», le llega a decir). Al mismo tiempo, Lorenza se siente impotente cuando su hijo le pide que abandone ese tono heroico para contarle cómo era realmente ese hombre del que ninguno de los dos sabe el nombre verdadero (para evitar problemas en caso de ser detenidos y torturados, Lorenza y el padre de Mateo siempre usaron entre ellos nombres falsos).
Como digo, el humor está presente a lo largo del libro aunque está claro que no se trata de una comedia. Se trata de un recurso literario que nos ayuda a empatizar con el drama de cada uno de los dos personajes protagonistas a partir del gran contraste existente entre ellos: esa incomprensión mutua que nos hace reír tantas veces nos recuerda al mismo tiempo lo alejados que están madre e hijo en su forma de agarrarse al mundo que les queda. Además, la otra gran característica que me ha llamado la atención de Demasiados héroes es el uso continuo del diálogo: un juego narrativo complicado que puede volverse a la contra pero que en este caso, de nuevo, es un logro que ayuda a no caer en la posible sensiblería de una historia tan truculenta. Gracias a ello, las voces de Mateo y Lorenza quedan perfectamente identificadas al mismo tiempo que la novela gana en agilidad.
Uno de los temas transversales de este #200Países200Libros es, sin duda, el de búsqueda de la propia identidad. Una cuestión palpitante en muchos de los libros que me quedan por delante -y en otros cuantos que ya he leído y aún no he tenido tiempo de reseñar- pero también una obsesión personal que reconozco como mía. Como emigrante hijo de emigrantes, criado en la lucha política de izquierdas pero algo descreído de la misma, me siento identificado tanto con Lorenza como con Mateo pero más aún con esa grieta que se abre entre ellos. Y que eso me suceda con un libro no demasiado cercano a mi mundo (escrito por una autora colombiana con una historia sobre la dictadura argentina) me hace pensar que este proyecto de leer un libro de cada país no es tan locura como creía.
Demasiados héroes – Laura Restrepo (Alfaguara, 2015)
(Si tras leer la reseña te apetece contribuir con el proyecto #200Países200Libros, puedes invitarme a un café por aquí o, si lo prefieres, por aquí)
Bonus track musical: al pensar en una posible banda sonora colombiana para una novela como Demasiados héroes, enseguida vienen a la cabeza canciones protesta como Los americanos, de Piero. Pero me parecía que elegir un tema de los años 70 sería centrarme en el mundo de Lorenza y dejar de lado el de Mateo, que es el otro gran protagonista del libro. Por eso prefiero dejaros con Aterciopelados, un grupo colombiano actual que continúa haciendo canción protesta hoy en día con una curiosa fusión de rock y música tradicional latinoamericana. El tema elegido, Maligno, no es especialmente una canción política, pero creo que la letra refleja muy bien la obsesión casi enfermiza que ambos personajes sienten en algún momento por Forcás, esa presencia invisible que tanto ha marcado la vida de madre e hijo a pesar de ser un completo desconocido para ambos.
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