Si algún día consiguiera sacar tiempo me gustaría escribir en este blog sobre el propio proceso de búsqueda de libros de cada país, porque en algunos momentos está siendo incluso mejor que la propia lectura de los libros. Por resumir, hay países cuya industria literaria es tan amplía que «lo único» que tengo que hacer es ver lo que hay disponible, elegir algo que me llame la atención y empezar a leer. Como ya conté en la primera entrada del blog, en esos casos mi idea es buscar libros que no pertenezcan a ese ente tan difuso como estricto que conocemos como Canon Literario. Es por eso que con esos países me estoy centrando en buscar textos pertenecientes a minorías que no suelen formar parte del Canon™: mujeres, autoras y autores LGTB, personas racializadas y/o pertenecientes a comunidades nativas, personas discapacitadas… Como suelo decir a quien me pregunta por este proyecto, de Estados Unidos no voy a elegir algo de Stephen King porque ya sé de sobra quién es. Otros países, en cambio, son más complejos y tendré que limitarme a leer lo único que consiga encontrar (sí, Mónaco, esto va por ti).
Pero también hay países en los que al comenzar a investigar sobre su literatura emerge una figura imponente, un autor emblemático (por regla general un hombre, pero no siempre) que a veces forma parte del Canon™ (o, al menos, de lo que podríamos llamar el Canon-De-La_Literatura-Escrita-En-Ese-Idioma-Determinado™) y que con su presencia ensombrece al resto de autoras y autores de su país. En estos casos suelo prestar un interés especial en buscar «libros alternativos». No solo porque es el objetivo principal del proyecto sino por manía personal: me crié en Alcalá de Henares, donde absolutamente todo lo que tiene que ver con literatura se conecta indefectiblemente con Cervantes y terminé cansado de esa monoautoritis.
En el caso de Paraguay, apenas se empieza a indagar en su literatura aparece por todas partes el nombre de Augusto Roa Bastos, Premio Cervantes de Literatura en 1989. Sobre todo su obra magna, Yo el Supremo, uno de los hitos más importantes de las llamadas novelas de dictador, un genero característico de la novela latinoamericana. Pero si algo tengo claro a estas alturas de proyecto es que por cuestiones de disponibilidad editorial voy a tener que leer muchas novelas sobre guerras civiles y dictaduras varias (de hecho esta es solo la duodécima reseña y ya llevo esta, esta, esta, y esta sobre novelas en las que aparecen dictaduras). Así que entre eso y lo que comentaba en el párrafo anterior sobre las figuras emblemáticas, me puse a buscar alternativas y así llegué a Mónica Bustos y su Novela B, que, sin saberlo yo entonces, era el libro que necesitaba tras varias novelas llenas de dramas y tragedias.
Lo primero que tengo que decir sobre Novela B es lo mucho que me ha sorprendido. Pero para poder explicar mejor esa sorpresa es necesario explicar algo de la trama, así que para no despellejar nada del libro os copio aquí parte del resumen con el que se suele promocionar el libro:
A través de estas páginas, la novel escritora paraguaya Mónica Bustos retoma la tradición del llamado “Cine B” para crear una intensa narración que nos conduce por acciones descarnadas y escenas paródicas, con humor ácido y una cautivadora recreación de elementos bizarros. Una auténtica novela coral, que entrelaza diversas historias y juega con distintos puntos de vista.
El hilo conductor es una bella y enigmática mujer que, en varios sitios de América Latina, aparece y desaparece más allá de toda lógica. Quienes se cruzan en su camino, a veces con fatales consecuencias, se obsesionan con descubrir su identidad.
Como podéis imaginar tras leer esto, el libro de Mónica Bustos bebe de las películas de terror de serie B para adaptar el código cinematográfico a los propios de la novela para así crear una historia llena de tramas diversas que oscilan entre el miedo y el mamarrachismo más extraordinario. En ese sentido, es posible que Novela B tenga uno de los títulos más honestos que me he echado a la cara. No soy en absoluto fan del género de terror ni sus sucedáneos y por tanto no tengo ni idea de si la idea de Bustos es novedosa o no, pero la verdad es que me da igual porque lo que yo estaba buscando era un libro que me entretuviera y caray si lo consiguió.
Quiero dejar claro que ese mamarrachismo del que hablo no es, en absoluto, un defecto del libro. Muy al contrario, creo que uno de los grandes logros de Novela B (de nuevo, al igual que sucede con las películas de serie B y, de nuevo también, sin saber yo si esto es frecuente o no) es ser plenamente consciente de lo delirante de las tramas que va construyendo para jugar con ello a su favor y conseguir crear una novela que se sustenta precisamente gracias a ellas. Por poner un ejemplo, en algunos momentos me recordó a la serie True Blood, de la que siempre fui fan porque nunca conseguí entender si era terror, comedia, parodia de las películas de terror o todo ello al mismo tiempo. El final apoteósico (que, por supuesto, no desvelaré) no es sino la constatación de que ese tono es premeditado y muy bien calculado.
Por ultimo, unas palabras sobre la estructura de la novela: empecé a leer los primeros episodios pensando que tenía frente a mí un libro de relatos. Pero según seguí avanzando apareció un pequeño detalle que me hizo retroceder en plan «espera, ¿esto no es lo que había dicho antes no sé quién en otro capítulo?». Hasta que llegó un momento en que tuve que ir anotando esos pequeños detalles y macguffins en una libreta, como Pulgarcito echando migas de pan en el bosque, para no perderme. A fin de cuentas, el libro juega a ser un puzzle en el que es necesario descubrir cuales son las piezas antes de ponerse a unirlas. Ahora tengo una libreta repleta de notas sobre vampiros, alienígenas, nazis, hombres lobo, fantasmas y sectas satánicas. Según la estoy revisando ahora para escribir esta reseña siento algo así como una risa floja mezclado con un sentimiento de asombro. En serio, ojalá tuviera delante a Mónica Bustos para decirle algo así como «en serio, me lo he pasado en grande leyendo tu libro. Gracias por tomarme el pelo de esta forma».
Novela B – Monica Bustos (Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013)
(Si tras leer la reseña te apetece contribuir con el proyecto #200Países200Libros, puedes invitarme a un café por aquí o, si lo prefieres, por aquí)
Bonus track musical: un libro tan peculiar como Novela B necesita una banda sonora poco ortodoxa. Buceando un poco entre la música actual paraguaya me he encontrado con EEEKS, una banda de surf rock que solo por eso ya merece estar en esta entrada. ¿No es acaso maravilloso encontrar surf rock en un país que no tiene salida al mar? El video presenta algunos personajes que bien podrian aparecer en alguna pelicula de serie B, aunque para complementar perfectamente a Novela B hubieran hecho falta unos cuantos vampiros y hombres lobo. Eso si, la letra de la canción podría ponerse perfectamente en boca de uno de los personajes del libro, que vive completamente obsesionado por la protagonista femenina.
[…] no se diga que no me contradigo: en la entrada anterior estuve hablando sobre las grandes figuras literarias que ocultan al resto de autoras y autores de […]
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La verdad es que coincido con tu reseña del libro al 100%, ha sido una sorpresa el libro, me lo he bebido literalmente (nunca mejor dicho) Muy bonita experiencia. Sigo
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¿Qué son personas racializadas?
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